Fotograma de Metrópolis, película de ciencia ficción dirigida por Fritz Lang en 1927.
| | | | Queridas lectoras, queridos lectores | | | | En el año 1274 Ramon Llull publicaba una de sus obras clave, el Ars Magna, donde desarrollaba la tesis de la creación de una máquina que, a través de la combinación de diversos sujetos, predicados y sentencias activados a través de palancas, ruedas, manivelas y guías, podía refutar o confirmar postulados lógicos acerca de la Naturaleza y de Dios. Como se destaca en este artículo, «para Llull, el razonamiento podía trasladarse a un proceso secuencial y, por tanto, automatizable», por lo que esta máquina sería capaz de pensar y crear un lenguaje formal que pudiese demostrar que los dogmas que profesaba la religión cristiana eran verdaderos y, con ello, atraer a todos los creyentes bajo un mismo credo, combinando filosofía y religión e inventando, según se dice, la teosofía. | | | | Diagrama de la máquina de pensar de Ramon Llull desarollada en su Ars Magna. | | | | El Ars Magna podría considerarse, también, el inicio de lo que se conoce como «biteratura», una disciplina inventada por Stanisław Lem a la que Michel Nieva hace referencia en su colección de ensayos Tecnología y barbarie, ocho textos en los que el autor argentino revisa el binomio que da título al libro a través de la historia del pensamiento y de la literatura latinoamericanas.
La biteratura engloba «toda obra de procedencia no humana, o sea, toda aquella obra cuyo autor directo no ha sido el hombre», cuenta el autor polaco en su delirante obra Magnitud imaginaria, un conjunto de prólogos a libros inexistentes. Bajo ese prisma, los mecanismos que activan axiomas lógicos (como es el caso de la máquina de Lull) entrarían dentro de esta categoría al convertirse en los autores de los dogmas resultantes, así como sucede en los otros muchos casos en los que la técnica y el azar han tomado la delantera al autor, desde el famoso Cent mille milliards de poèmes, de Raymond Queneau, que permitía componer poemas combinando versos, a los autómatas escribientes o a la famosa idea de los monos que escriben una obra de Shakespeare, a la que hicimos referencia en esta newsletter. Lo más apasionante de la biteratura es que enlaza directa e inquietantemente con la conversación actual alrededor de la Inteligencia Artificial y del concepto de autoría, así como nos obliga a desplazar el foco de los estudios literarios que, como apunta Nieva, actualmente está muy centrado en la interpretación del lector, para dirigirlo hacia el análisis de las condiciones de producción de las obras: ¿qué soportes lógicos y mecánicos permiten escribir a un artefacto? ¿Cómo fue programado? ¿De qué manera almacena y procesa información? Estas serían algunas de las preguntas centrales de un crítico literario que practicase la llamada «bitística» (nombre que Lem inventa para los estudios de la biteratura).
| | | | Según esta reflexión, y como apunta Nieva, «acaso un milenario libro como la Poética de Aristóteles, cuyo tema de análisis es la forma en que se produce un texto, sería más acertado para entender la biteratura que el formalismo, o que cualquier aproximación estética y hermenéutica del siglo XIX, del XX o del actual». A través de las reflexiones que plantea la biteratura de Lem y la revisión contemporánea del concepto que realiza Michel Nieva en Tecnología y barbarie, se subrayan las apasionantes conexiones que existen entre pasado, presente, futuro, y nos señalan algo que ya sospechábamos: que la tecnología no deja de ser, al fin y al cabo, un espejo de nosotros mismos. | | | | Esta semana publicamos en «Narrativas hispánicas» la nueva novela de Juan Pablo Villalobos, El pasado anda atrás de nosotros, con la que el autor regresa a México y con la que culmina el ciclo de tres novelas de autoficción iniciado con No voy a pedirle a nadie que me crea y continuado con Peluquería y letras, en el que explora la escritura como un ejercicio de imaginación paranoica. Un libro disparatado, inquietante y tan divertido como salvaje. | | | | En «Crónicas» publicamos la carta que Neal Cassady le escribió a Jack Kerouac, punto de partida para la escritura de la célebre e icónica novela En el camino. En La carta de Joan Anderson. El santo grial de la generación beat, traducida por Antonio-Prometeo Moya, Cassady narra sus amoríos con una muchacha llamada Joan Anderson y salpica el relato con anécdotas, opiniones, descripciones y juegos verbales. Y la última novedad de la semana es precisamente de Jack Kerouac: recuperamos, en la colección «Compactos», La vanidad de los Duluoz, un fascinante relato de 1967 sobre los años de aprendizaje del escritor, protagonizado por uno de sus alter egos, Jack Duluoz, y que traduce Mariano Antolín Rato. | | | | Píldoras para estar al día | | | | -
Jonatham Lethem sobre Stanisław Lem ¿Cuántos Stanisław Lem existen? Como mínimo cinco, según asegura el escritor Jonatham Lethem. Si queréis descubrirlos y, además, conocer más sobre la obra de uno de los mayores exponentes de la ciencia ficción, os recomendamos este vídeo que adapta un artículo de Lethem sobre el autor polaco para la London Review of Books: | | | | -
Dos libros de Anagrama ganan los Premis Finestres de Narrativa Esta semana se han concedido los Premis Finestres de Narrativa, y tanto la versión catalana como la castellana del premio han ido a parar a libros de Anagrama. Por un lado, el jurado del Premi Finestres de Narrativa en català, compuesto por Marina Espasa, Anna Guitart, Mara Faye Lethem, Gemma Medina y Pere Antoni Pons, ha otorgado el premio a Et vaig donar ulls i vas mirar les tenebres, de Irene Solà, de la que han dicho que es «una novela deslumbrante y poderosa que hace gala de una capacidad singular para entrelazar historias y servirlas en un aluvión incesante y estilísticamente controlado». El Premio Finestres de Narrativa en castellano ha sido para El último día de la vida anterior, de Andrés Barba. El jurado, compuesto por Jordi Costa, Mathias Enard, Camila Enrich, Mariana Enriquez y Carlos Zanón, ha destacado que «es una novela perturbadora e inquietante, una rara avis, una obra que reverbera tiempo después de haberla acabado». ¡Felicidades a los dos! | | | | -
La mano que escribe de von Knauss y otros autómatas En Tecnología y barbarie, Michel Nivea cuenta que en 1764 la Casa Real de Lorena, que gobernaba la Toscana, le encargó al relojero alemán Friedrich von Knauss la invención de una máquina mecánica que mojaba una pluma en un tintero y escribía los versos «Huic Domui Deus / Nec metas rerum / Nec tempora ponat» (que vendría a decir: «Que a esta Casa / Dios no dé muerte / Ni fin entre las cosas»). Nieva argumenta que este podría ser el primer bot de la historia de Occidente, ya que «ante cualquier eventual crítica a las políticas de la Casa Real de Lorena, o incluso comentario sobre cualquier otro tema, la máquina replicaba, imperturbable, el mismo augurio». Unos siglos más tarde, durante la Feria del libro de Londres de 2017, la escritora Margaret Atwood sorprendió al mundo cuando presentó una máquina para firmar autógrafos a distancia: un artefacto que pretendía evitar las temidas giras promocionales y que había fabricado la empresa Unotich, creada por la propia Atwood. Funcionaba así: en una librería se instalaba una cámara y una pantalla para poder conectar con la autora. Después, un brazo mecánico dibujaba simultáneamente y de manera exacta lo que la autora escribía en la pantalla. | | | | La mano que escribe y otros autómatas | | | | -
Mariana Enriquez en exclusiva El próximo 6 de marzo llega a las librerías Un lugar soleado para gente sombría, los doce nuevos relatos de Mariana Enriquez en los que la autora argentina nos habla sobre el mal que acecha y la presencia de lo monstruoso. Para ir abriendo boca, hemos decidido adelantar uno de los cuentos que lo componen, «Metamorfosis», que podéis leer aquí. | | | | -
«Por fin ya soy un autómata más» Michel Nieva arguye que el arquetipo del autómata que se rebela contra aquello para lo que ha sido creado, tema que nutrió la literatura de los siglos XVIII y XIX (como los relatos de E.T.A. Hoffmann o el Maître Zacharius de Julio Verne), derivaría en el escribiente Bartleby de Herman Melville, que cuando recibe una orden responde: «Preferiría no hacerlo». Esta visión del trabajo como alienación, y el universo industrial y mecánico del siglo XX, nutre el tema del cantante El Meister con el que cerramos esta newsletter: el autómata que da nombre a la canción se nutre, según su discográfica, de Mary Shelley, El Golem, y Metrópolis. | | | | | «La tecnología, después de todo, es una excreción humana, y no debe ser vista como algo ajeno, como un Otro. Es una parte de nosotros, como la tela es parte de la araña.» Benjamín Labatut, MANIAC
| | | | | | Un abrazo, ¡y hasta la próxima semana! | | | | Si has llegado a esta newsletter y no estás suscrito, puedes hacerlo aquí. Y si te ha gustado lo que has leído, no dejes de compartirla. | | | | |